Que la suerte esté contigo

y con tu espíritu

¿La suerte existe?

Hace poco y en respuesta a uno de mis últimos posts donde hablo sobre la diferencia entre el talento y la dedicación, me animaron a tratar el tema de la suerte, ese factor incontrolable que controla nuestras vidas. ¿O no lo es? Quizás esta sea la pregunta divertida de responder.

Después de leer el comentario, me he dedicado a leer varios posts y a recordar algunos libros que he leído al respecto. Como triste aficionado a los libros de auto-ayuda, en varias ocasiones me he encontrado leyendo páginas y páginas sobre la suerte y cómo cambiarla.

Como tengo muy mala memoria y mi propia forma de verlo, voy a basar todo en mi propia experiencia personal.

Definamos “Suerte”

Creo que podemos enfrentar la definición de la suerte desde dos perspectivas diferentes:

  • La suerte como sinónimo de azar. Sería algo así como una fuerza mística que controla el resultado de cosas como una tirada de dados, algo como encontrarse un billete de 50 € en la calle, o justo pillar atasco el día que más prisa se tiene.
  • O podemos entender la suerte como la capacidad (o no) de estar en el lugar adecuado en el momento adecuado, lo que puede también tener un elemento místico, pero seguramente se pueda trabajar.

Dicho esto, de forma intrínseca encontramos que la definición de suerte no se entendería sin los adjetivos “buena” o “mala”, entendiendo la buena suerte como la situación en la que nos encontramos ese billete de 50 € y la mala probablemente la de que lo perdió, o del que pasó por delante cuatro veces sin darse cuenta de que tenía una buena cena gratis a su alcance (con postre y copa incluida).

¿Cómo tener buena suerte?

Intentando tratar el tema lo más científicamente que puede una mente como la mía, que suspendió física y química varias veces para dejar claro que el laboratorio no sería lo mío, se supone que si hablamos de azar, no podremos influir en su resultado salvo haciendo trampas, lo que sería básicamente aplicar la picardía. Pero esto ya lo sabemos todos menos los aficionados a las tragaperras.

Otro gallo canta si hablamos de estar presente y dispuesto cuando las oportunidades pasan a nuestro lado y aquí es donde voy a la carga: a pesar de que hay un componente aparentemente incontrolable en todo este asunto, hay muchas cosas que podemos hacer para hackear nuestra propia vida y para ello podríamos cambiar la palabra “inspiración” por “suerte” y tener presente la frase de Picasso

Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando.

Para mejorar nuestras posibilidades podemos mantener un continuado foco sobre dos parámetros:

  • La actitud. Una buena actitud y disposición positiva nos hará sentir que las cosas buenas son más positivas aún y nos ayudará a diluir las situaciones que se consideran “mala suerte”. Manteniendo este enfoque “científico”, podemos citar la visión de Richard Wiseman, quien además de escribir algunos libros sobre el tema, se dedicó a crear estudios para determinar la diferencia entre la gente que se consideraba afortunada y la que no, y entre las más reseñables, se encontraba que los que se sentían “afortunados” habían mantenido una buena actitud de auto-confianza que les hizo abordar de forma más certera los retos o ejercicios propuestos a la vez que pudieron resolver de mejor forma los imprevistos y situaciones inesperadas gracias a que atacaban las situaciones con un índice de ansiedad mucho más bajo.
  • La perseverancia. A veces, no haber probado suficiente nos aleja de nuestros objetivos. Seguro que muchos de vosotros habréis visto esa viñeta en la que un señor cava hacia un yacimiento de diamantes hasta que cansado, se retira justo antes de dar el último golpe de pico que le habría llevado a su objetivo. ¿Mala suerte? No. Probablemente es “sólo” falta de determinación.

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Cultivar la buena suerte

Pues sí, porque si parte de la suerte es mantener una buena actitud y otra parte perseverar para obtener nuestros objetivos, podemos conseguir reducir el componente de azar, que es eso que resulta más difícil de controlar.

¿Qué pasaría si mantengo una buena actitud y persevero pero sigo sin obtener mis resultados?

Ahí entrará en juego la creatividad. Bueno, resulta que todos los días mantengo todos mis esfuerzos en hacer algo con una sonrisa puesta y resulta que ni aún así consigo lo que busco…¿No será que a lo mejor estoy enfocando todos mis esfuerzos de forma equivocada?.

Creo que para resolverlo me haría dos preguntas muy concretas pero que no siempre es fácil responder: ¿estoy haciendo todo lo que está en mis manos? y ¿estoy dando los pasos adecuados o debería hacer algo diferente?.

Atraer la magia

Vale, ya tenemos lo que queríamos y hemos conseguido arrinconar el azar al máximo y gozamos de más posibilidades de sentir la buena suerte. Ahora ya me voy a la parte mística y mágica que sí, lo admito: puede ser que sólo la vea yo porque me ha salido bien aquello de mantener el foco y ser perseverante con buena actitud.

Pero creo que la posibilidad de atraer la suerte a nuestras vidas no es como creer en el Ratoncito Pérez o los Reyes Magos. Para mi es una realidad. No puedo poner mejor ejemplo (aunque doy las gracias porque tengo muchos) que la campaña que me sirvió para cumplir mis sueños y conseguir trabajar en una agencia de publicidad tal y como quería.

Conozco gente que cuenta con más experiencia que yo, personas que han vivido años en el extranjero y que han cursado Masters de prestigio, gente con varias carreras y con, a priori, muchas más posibilidades de acceder a un puesto de trabajo en este sector tan vocacional y resulta que algunos todavía no han conseguido liberarse de la “mala suerte” que les impide dedicarse a lo que más les gusta.

El proceso que seguí para abonar mi realidad para cultivar buena suerte, fue primero liberarme del pensamiento de que estaba en inferioridad de posibilidades y después hacer presente de forma constante en mi mente los pensamientos de que lo iba a conseguir y de que mi sueño “ya era” realidad, aunque faltaba la parte práctica. Y la oportunidad llegó, y me pilló trabajando.

Vale, me lo curré, hice todo lo posible… pensé hacer algo diferente, perseveré, mantuve una buena actitud y me sobrepuse a los malos momentos, …sí. Pero admitamos que los planetas se alinearon para mi. Tengo mucha suerte.

Así que, si me preguntas, responderé que la suerte se busca, se trabaja y se entrena.

¡A por ella!

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